Cosmética oncológica. El Mercado.
Los procesos oncológicos constituyen un problema de salud prioritario por su incidencia en la población actual, ya que 1 de cada 3 varones y 1 de cada 4 mujeres serán diagnosticados de algún tipo de cáncer a lo largo de su vida.
Cuando una persona recibe el diagnóstico de cáncer, las atenciones médicas se centran, como es lógico, en el tratamiento y la curación de la enfermedad. Lamentablemente, se presta poca atención a otros aspectos que también son importantes para el paciente, como los cambios en la piel y la pérdida del cabello o de las cejas, efectos secundarios que afectan al estado de ánimo de la persona.
Desde los años 90, se han reconocido los cuidados estéticos como efecto directo sobre la salud, cuando un equipo de investigadores japoneses demostró que estos cuidados refuerzan el sistema inmunológico y la autoestima de los pacientes.
En este artículo nos centraremos en los cosméticos y no en las pautas de trabajo a seguir en el gabinete de estética y/o en domicilio, que no por ello, despiertan menos interés.
Hagamos, primeramente, un recorrido por lo que nos ofrece el mercado como cosméticos para pacientes oncológicos.
El sector que tiene mayor variedad de cosméticos, sigue siendo, a día de hoy, la farmacia. Tras realizar un estudio de mercado, concluimos que la mayoría de los cosméticos que el farmacéutico prospecta al paciente oncológico son formulaciones destinadas a pieles sensibles. La gran mayoría son muy genéricos, salvo excepciones contadas en las que encontramos algunas técnicas bastante avanzadas, en especial algún producto no cosmético (producto sanitario). La mayoría de estos productos son bastante sintéticos, pero hay un pequeño grupo que tiende a enfocar este problema por la vertiente de cosmética natural.
El siguiente sector cosmético que actualmente mantiene un mayor crecimiento en este campo, es el de cosmética profesional. La gran mayoría vinculados a pieles sensibles y con clara tendencia a lo natural. Existen líneas enteras enfocadas a la oncología, e incluso emplean marketing agresivo (como términos muy directos que recuerdan a la oncología) que pueden llevar a confusión al consumidor, en cuanto a que sólo estas firmas tienen algún tipo de aprobación especial que en realidad no existe.
Tanto en uno como en el otro sector sorprende mucho que casi la totalidad de todas estas firmas, descuidan la toxicidad de los excipientes que acompañan a los principios activos. En especial, los de cosmética natural, que son (curiosamente) de los que más elementos agresivos contienen entre sus excipientes.
Siempre es muy importante recordar que la cosmética natural no es sinónimo de no tóxica.
Elinné es muy consciente de todos estos aspectos y por ello ha casado la armonía entre pieles sensibles, oncológicas, desestructuradas y la cosmética hipotóxica, en su línea Sensitive Skin.
Elinné Sensitive Skin contiene activos regeneradores, reparadores, calmantes, nutitivos, hidratantes y capaces de restaurar el manto lipídico de la piel. Especialmente diseñada para pieles muy desestructuradas, en las que cualquier tóxico puede afectar. Por esta razón no se emplean colorantes sintéticos; se están eliminando completamente los aromas (y si los hay son hipoalergénicos); se evitan conservantes con potencial alérgeno (como la gran mayoría de los naturales comúnmente empleados, por ejemplo el benzyl alcohol) empleando activos multifuncionales que actúan conservando el cosmético de modo no agresivo además que hidratan la piel; Se emplean ingredientes en su gran mayoría (>90%) de origen natural y no tóxicos; se usan tensioactivos naturales biodegradables y en los filtros solares, se ha conseguido emplear filtros UVB y UVA físicos no nanoparticulados.
La mayoría del mercado emplea filtros solares químicos, que pueden llegar a ser inestables; no resistentes al sudor; potenciales sensibilizadores o alergénicos; producir radicales libres al interaccionar con la radiación solar; afectar a nuestro sistema hormonal (disruptores endocrinos) que es más vulnerable en pieles desestructuradas y en niños en fase de desarrollo; además de poder dañar la flora acuática.
En resumen, la cosmética oncológica debería contener una serie de elementos básicos que garanticen la seguridad de ese tipo de consumidor, no descuidando ni una gota de la formulación cosmética:
· Activos y excipientes no tóxicos.
· Filtros solares no agresivos, no inestables, seguros, eficaces y sin disruptores endocrinos.
· Sin perfumes o si los hay, hipoalergénicos.
· Controlar la toxicidad y alergenicidad de los conservantes empleados.
· Regeneradores.
· Hidratantes.
· Nutritivos.
· Normalizadores o agentes homeostásicos.
· Evitar colorantes innecesarios.
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